La disculpa.
El Conde Lucanor tiene un problema y es que su hermano, Luis, no quiere hablarle porque el conde perdió su bicicleta. El Conde Lucanor le pregunta a su consejero Patronio:
Patronio, mi hermano, Luis, parece estar enfadado conmigo y no me habla. Ayer cogí su bicicleta prestada y la perdí. ¿Cómo puedo hacer para arreglar este problema?
Patronio le cuenta una historia con una moraleja:
En una familia, no muy numerosa, habían dos perritos llamados Roko y Zula. Estos nunca se peleaban. Una vez, Roko, cogío el juguete favorito de Zula. Esta se enfadó tanto que al final no se trataban igual. Roko, arrepentido de su error, le pidió perdón a Zula y lo perdonó. Al final, los perritos se volvieron a hablar y volvieron a ser como antes.
Patronio le contó, que si cometes un error y molestas a alguien por ello, siempre tienes que disculparte. El conde aplicó la enseñanza y el y su hermano se acabaron reconciliando.
Si alguien nunca te va a hablar
quiere que te vayas a disculpar